martes, 2 de septiembre de 2008

LA ELEGANCIA DEL ERIZO


EL OTRO DÍA ABANDONÉ MI AGUJERO (YA ESTABA HARTA DE ESPERAR LA III GM), Y LLEGUÉ HASTA UNA LIBRERÍA DONDE HINQUÉ EL DIENTE A UNA PEQUEÑA GRAN OBRA LITERARIA: La elegancia del erizo, de Muriel Barbery, Ed Seix Barral, 368 pags, Barcelona, 2007.




OS OFREZCO UN TROZO QUE ME QUEDÓ ENTRE LOS DIENTES:


"En la mesa junto a la nuestra había una pareja con un bebé. Una pareja de blancos con un bebé asiático, un niño que se llamaba Théo (...) Nos hemos enterado de que Théo era un niño adoptado, de que tenía quince meses cuando lo trajeron de Tailandia (...) Yo miraba a mi alrededor y me preguntaba: ¿cómo se las va a apañar? Estábamos en Angelina, al fin y al cabo: todas esas personas bien vestidas, que paladeaban con aire afectado unos dulces birriosos y que no estaban ahí más que por... pues por la significación del lugar, la pertenencia a cierto mundo, con sus creencias, sus códigos, sus proyectos, su historia, etc. Algo simbólico, vaya. Cuando se toma el té en Angelina, se está en Francia, en un mundo jerarquizado, racional, cartesiano, regulado. ¿Cómo se las va a apañar el pequeño Théo? Ha pasado los primeros meses de su vida en una aldea de pescadores en Tailandia, en un mundo oriental, dominado por valores y emociones propias (...) Y de repente helo aquí en Francia, en París, en Angelina, inmerso sin transición en una cultura diferente (...)
Entonces, de repente, me he dicho: quizá, dentro de unos años, Théo tenga ganas de quemar coches. Porque es un gesto de rabia y de frustración, y quizá la rabia y la frustración más grandes no sean el paro, ni la pobreza ni la ausencia de futuro: quizá sea el sentimiento de no tener cultura porque se está dividido entre varias culturas, entre símbolos incompatibles. ¿Cómo existir si uno no sabe donde está?"

No hay comentarios: